
La semana pasada, el Gobernador Polis pronunció el discurso sobre el Estado del Estado con un tema de altitud, instando a los habitantes de Colorado a superar los retos, tanto literal como metafóricamente. Su mensaje de resistencia y determinación caló hondo, pero se quedó corto a la hora de abordar una cruda realidad: Colorado se enfrenta a un déficit presupuestario de $750 millones.
Ni el discurso del Gobernador ni los comentarios de apertura de la sesión legislativa afrontaron la raíz de esta crisis. En su lugar, el déficit se enmarcó como una consecuencia inevitable de la recesión económica, eludiendo sus verdaderos orígenes: las políticas restrictivas de la Declaración de Derechos del Contribuyente (TABOR).
TABOR, una enmienda constitucional aprobada en 1992, encadena la capacidad de Colorado para invertir en su futuro. El año pasado, $1,6 mil millones fueron devueltos a los contribuyentes, dejando al estado incapaz de satisfacer las necesidades de su gente. Esto no es responsabilidad fiscal, es una elección política con consecuencias nefastas.
El gobierno de Colorado tiene la tarea de garantizar una educación de calidad, una asistencia sanitaria accesible, comunidades seguras, infraestructuras modernas y oportunidades económicas. Pero sin una financiación adecuada, estos servicios esenciales están en peligro. El dominio de TABOR sobre el presupuesto estatal ha erosionado las herramientas necesarias para construir un Colorado próspero y equitativo.
No podemos seguir cortando de un pastel que ya se está reduciendo. El pueblo de Colorado merece más que las sobras, más que un gobierno obligado a elegir entre satisfacer las necesidades de hoy y prepararse para los retos de mañana. Es hora de tomar medidas audaces: retener más de nuestros recursos colectivos y reinvertirlos donde más importan: las familias trabajadoras de Colorado.
Un Colorado próspero exige algo más que palabras. Necesitamos una economía que funcione para todos, no sólo para las corporaciones y los ricos. Esto significa hacer frente a TABOR de frente, redistribuir el poder económico, y asegurar que nuestro código tributario da prioridad a las necesidades de los trabajadores al tiempo que aborda las desigualdades sistémicas.
La crisis presupuestaria no era inevitable, sino el resultado de decisiones políticas deliberadas. Todavía tenemos la oportunidad de reescribir esta historia, pero sólo si estamos dispuestos a afrontar la verdad y actuar con decisión. El futuro de Colorado depende de ello. Apuntemos más alto, juntos.
Instituto Fiscal de Colorado © 2011-2025. Todos los derechos reservados. Política de privacidad